Normalmente en Maracaibo cuando se habla de la problemática del transporte se hace desde la perspectiva de la vialidad y del tránsito. Y las soluciones que se buscan son simplemente aquellas que atiendan a las ideas de más y mejores vías para la circulación del transporte automotor y básicamente del transporte privado. Siempre dejando de lado dos cuestiones fundamentales: primero, que el problema es de movilidad general; y segundo, que al no mirar el problema del transporte como uno profundamente asociado a la planificación y a la dinámica urbana-territorial (a escala de sector, pero igualmente a escala metropolitana) ya supone un grave error de diagnóstico. A continuación indicaremos una serie de elementos sobre la problemática de la movilidad que trataremos de enhebrar y desarrollar uno a uno en artículos sucesivos:
- La ciudad se conurba y a partir de allí hay que verle como territorio, y no como espacio suelto y auto-contenido. Esto nos lleva a la idea de la ciudad como un complejo entramado que es más bien metropolitano y es consumida por sus habitantes, pero también por los vecinos que se aproximan a ella. Así que la demanda de movilidad no es intra-ciudad, sino más bien inter-ciudades.
- Ante la complejización de su territorialidad y el aumento de su tamaño, la ciudad se hace policéntrica y ya no es tan fácil planificar el transporte sobre grandes áreas vacantes (como solía hacerse a mediados del siglo XX), sino sobre espacios urbanos cada vez más tupidos o al menos ocupados por claras actividades.
- La confiscación del espacio urbano, especialmente el público, la contaminación sónica, las emisiones de gases tóxicos por el transporte privado, ahora son un problema de gran impacto general y más que pensar en como mejorar la eficiencia o la no emisión de gases tóxicos de los vehículos privados, deberíamos pensar en nuevas formas de espacios urbanos. Que lejos del modelo estadounidense coloque la movilidad del peatón, el espacio público y el transporte colectivo como las claves de un nuevo urbanismo.
- Los embotellamientos afectan la productividad de las ciudades haciendo que algunas que ya han excedido la capacidad portante de su vialidad inicien la generación de externalidades urbanas negativas tan fuertes que ciertas urbes están llegando a puntos de des-economía de escala (donde las alternativas son tan costosas que algunos pocos privilegiados (ejecutivos, políticos, etc.) tienen que moverse en helicópteros o mediante “canales exclusivos” hechos a la fuerza por equipos de vehículos escoltas o policiales que les van abriendo paso al interior de las atestadas vías.
- Hoy como nunca pensar en transporte supone pensar en ordenación urbana y diríamos que territorial-metropolitana. Pensar en transporte supone pensar intervenir profundamente en la armadura de nuestras ciudades. Una intervención que tiene una sola salida, al menos por ahora: la de cambiar las viejas ideas del transporte urbano por las de sistemas movilidad integral. Una movilidad incluyente, ambientalmente sostenible, físicamente adecuada y humanamente tolerable y hasta agradable.
- Es aquí donde pensar en espacios más densos, territorios urbanos de mayor mixtura social y económica, o lo que muchos llaman de con convergencia de usos diversos y complementarios, y en donde caminar o usar medios de bajo impacta ambiental y de escasa presencia física: bicicletas por ejemplo, sean una opción concreta.
- Pareciera contradictorio que justo en este mundo donde el tiempo y la conectividad es una variable clave para promover la productividad y la sensación de bienestar o calidad de vida, es cuando más tiempo solemos pasar embutidos en nuestros vehículos que no superan los 25 kilómetros promedio, lo que nos supone tardar a veces hasta 1 hora para recorrer trechos relativamente cortos y peor aún trechos en vías expresas donde la velocidad y la fluidez deberían ser la norma corriente.
Como puede apreciarse los retos son formidables y máximo cuando hablamos de ciudades sub-desarrolladas en donde ni los gobiernos tienen la capacidad financiera para construir complejos sistemas de autopistas, ni la población posee grandes ingresos por lo que moverse al interior de una ciudad, tan extensa y poco densa como por ejemplo Maracaibo (menos de 100 habitantes por hectáreas), puede llegar a suponer un verdadero calvario. Esto sin contar que cada vez más viene gente de más lejos a consumir y producir al interior de unas ciudades que difícilmente, al menos para el caso venezolano, se han venido preparando para tal situación. Sino nada más hay que ver el crítico caso de Caracas.
Y usted que es un cotidiano usuario o víctima de nuestra pobre movilidad urbana: ¿Qué ideas pudiera aportar para el análisis o mejoría de esta problemática?
TOMADO DEL SITIO MONITOR URBANO