Curitiba, la ciudad brasileña a la que recientemente viajaron legisladores cordobeses para observar cómo funciona el voto electrónico, es mucho más que un modelo electoral.
Similar a Córdoba en población, en entorno geográfico (es mediterránea), en presencia de universidades e industrias y en su carácter de capital de Estado provincial, supo ser el modelo de ciudad que los ex intendentes Rubén Martí y Germán Kammerath intentaron tomar como ejemplo.
Internacionalmente premiada por su servicio de transporte público, por la limpieza de sus calles, por los programas de reciclado de basura y por planificación y desarrollo urbano, Curitiba exhibe hoy casi todo lo que le falta a Córdoba.
Más de 10 años y tres intendentes pasaron por la Municipalidad de Córdoba desde que Martí se fijó en esas coincidencias y en los notables logros urbanos de Curitiba e intentó copiarlos. “Trajo” las ciclovías, algunos parques lineales, la Universidad Libre del Ambiente y la idea del Jardín Botánico que luego concretó Kammerath.
Pero ni el último intendente radical ni su sucesor ucedeísta (que supo ser aliado del delasotismo), ni Luis Juez, ni Daniel Giacomino pudieron imitar, aunque sea un poco, la eficacia del sistema de transporte público, la cultura de la limpieza urbana, el ordenamiento y planeamiento territorial y el orgullo que los curitibanos sienten por su ciudad.
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